Con un sol de justicia y sin piscina (seguimos sin piscina) hemos aprovechado la tarde para bichear algunas cosas que teníamos pendientes. Así hemos sabido que en el ránking de junio de ebuzzing (ex-wikio) Sala de lectura ha escalado hasta el número 10. Los que nos conocen saben que este tipo de clasificaciones nos traen al fresco. Pero no queremos dejar pasar la ocasión para agradecer a la gran familia de lectores de este blog su fidelidad. Gracias por estar ahí.
No abandonamos el incienso, pues queremos felicitar a Rosa, Olga, Fernando, Joan Carles y Serafín y Antonio, viva imagen de la emprendeduría aplicada al mundo de la Salud que han sido premiados, entre otros, en la V edición de los premios Favoritos en la Red. Con pocos medios, pero mucho tesón y talento, han puesto en marcha iniciativas de gran valor a las que deseamos años de éxitos y satisfacciones. No así al Blog de de la Condroprotección, engendro publicitario puesto en marcha por Bioibérica a raíz del condrogate en un vano intento por lavar su maculada imagen. Pero veamos el vaso medio lleno: si necesitábamos recordar por qué son tan importantes las fuentes independientes, el premio a este recién llegado -que lo pone falsamente al nivel de iniciativas con años de trabajo altruista a sus espaldas- constituye un ejemplo que será difícil de olvidar.
Hablando de fuentes independientes, Australian Prescriber trae este mes varios artículos interesantes que teníamos en la fresquera para consumir en cuanto tuviéramos ocasión. Uno de ellos se titula Drug interactions: principles and practice y constituye un espléndido resumen sobre el tema del cual, a su vez, hemos hecho el siguiente extracto. Dice así…
Una interacción farmacológica tiene lugar cuando la respuesta de un paciente a un fármaco es modificada por un alimento, suplemento nutricional, excipiente, factores ambientales, otros fármacos o la propia enfermedad. Las interacciones entre fármacos pueden ser beneficiosas o perjudiciales. Las más lesivas constituyen el 10-20% de las reacciones adversas que requieren la hospitalización del paciente y pueden ser evitadas. Los ancianos son especialmente vulnerables -con una fuerte asociación entre la edad, el número de fármacos prescritos y la frecuencia de interacciones-.
Tipos de interacciones farmacológicas: en función del mecanismo subyacente, podemos distinguir:
– Interacciones conductuales: tienen lugar cuando un fármaco modifica la conducta del paciente, lo que afecta el cumplimiento de éste con otro tratamiento.
– Interacciones farmacéuticas: ocurren cuando la formulación de un medicamento es alterada por la de otro antes de su administración.
– Interacción farmacocinética: aparecen cuando un fármaco altera la concentración sistémica de otro fármaco, modificando la cantidad y el tiempo que está presente en el lugar de acción.
– Interacción farmacodinámica: en este caso, los fármacos que interaccionan tienen un efecto aditivo (aumenta el efecto) o antagónico (el efecto disminuye o incluso llega a anularse).
Cómo evitar las interacciones: es importante conocer el historial farmacoterapéutico del paciente, que debe incluir la medicación sin receta y los productos de herbolario. Las interacciones farmacodinámicas pueden preverse en base al conocimiento de la farmacología de los agentes implicados. Por ello se hace tanto hincapié en la utilización de un número restringido de fármacos de los que debemos tener un conocimiento adecuado. Las interacciones farmacocinéticas son más difíciles de prevenir pues no están relacionadas con los efectos de la medicación. Por ello nos puede ser de gran utilidad conocer los fármacos con un estrecho índice terapéutico o aquéllos que precipitan habitualmente este tipo de interacciones.
5 reglas para evitar las potenciales interacciones en la práctica clínica:
1.- Cualquier interacción posible ya ha tenido lugar previamente en algún paciente. Por tanto, deben formar parte del diagnóstico diferencial.
2.- El conocimiento de los efectos farmacológicos y la fisiología del paciente permiten, conjuntamente, reconocer las potenciales interacciones farmacodinámicas.
3.- Los fármacos con un estrecho margen terapéutico son particularmente susceptibles de provocar una interacción farmacocinética.
4.- Un pequeño número de fármacos son los principales desencadenantes de interacciones farmacocinéticas.
5.- Comenzar o interrumpir un tratamiento puede desencadenar una interacción.
Por otra parte, controlar la toxicidad o la pérdida de eficacia de los tratamientos son actividades que deben formar parte de la atención rutinaria. Detectar cambios sintomáticos, en determinados biomarcadores o la concentración sérica tras realizar cambios en el tratamiento nos puede ser de utilidad para identificar interacciones de forma precoz y reducir los perjuicios.
Recursos sobre interacciones:
-Las fichas técnicas de los medicamentos. Muy útiles, sobre todo cuando nos referimos a medicamentos de reciente comercialización.
– PharmacoKinetic Interaction Screening (PKIS), interesantísima web con gran cantidad de información sobre interacciones.
– Fuentes bibliográficas específicas, como el Stockley’s Drug Interactions o Micromedex.
– Los sistemas de prescripción electrónica, muchos de los cuales llevan incorporados módulos de interacciones que avisan al prescriptor de las más relevantes desde el punto de vista clínico.
Colofón: la mayoría de las potenciales interacciones farmacológicas pueden reconocerse aplicando los principios de la farmacología clínica y realizando un seguimiento adecuado. Es importante que los profesionales sanitarios incrementen la vigilancia cuando se modifican los tratamientos para realizar una identificación precoz de la interacción -si se produce- y limitar los potenciales daños. También lo es que tengan un conocimiento adecuado de la farmacología de los medicamentos que utilizan, con especial atención a los de reciente comercialización, cuyo perfil de seguridad es menos conocido. Los servicios sanitarios deben apostar de forma decidida por sistemas de ayuda a la prescripción que faciliten la prevención y gestión de las interacciones peligrosas para los pacientes. En aras a mejorar la eficiencia, no estaría de más desarrollar y mantener un único sistema para todos los servicios sanitarios. Si, lo sabemos, ya es tarde…
Muy buena la información, nunca se nos debe olvidar que el seguimiento de respuesta y efectos adversos en los pacientes ha de realizrse de forma periódica, semestralmente a lo sumo. Saberse todas las interacciones es difícil. Conocerlas mediante los sistemas de ayuda a la prescripción es un logro, pero aún nos queda lo más difícil que es la interpretación. ¿qué hacemos ante una precaución que no es contraindicación? ¿qué alternativa usar ante una interacción documentada? ¿que pasa si sabemos que interacciona todo un grupo terapéutico pero no disponemos de información de la molécula que justo estábamos usando? Ahí hay que evaluar cada caso individual con criterio de expertos; y para eso entre otras cosas están los farmacéuticos u otros especialistas en «personas que toman medicamentos».
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Gracias por el comentario. Indudablemente, no podemos recordar todas las interacciones. Además, en este campo hay «mucho ruido». Es decir, muchísimas descritas y solo algunas clínicamente relevantes, que son las que no deberíamos «tragarnos». La solución más ágil y, posiblemente, eficaz, vendrá de la mano de los sistemas de ayudas a la prescripción y el trabajo de campo con los prescriptores. En este sentido, en Andalucía ya disponemos de una herramienta bastante práctica. Pero hay que seguir mejorando y avanzando, pues las interacciones impactan de lleno en la seguridad del paciente.
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