Tres ejemplos de #OpenData en Farmacia

free-our-open-dataPara la entradilla de este post hemos recuperado el primer párrafo de un artículo que escribimos hace ya tiempo en Red Salud Andalucía. Dice así: «El Open Data (datos abiertos) es una práctica cuyo objetivo es que los datos generados en las administraciones públicas estén disponibles sin restricciones salvo aquéllos sujetos a restricciones de privacidad, propiedad o seguridad. Para que un dato sea abierto, es importante que, además de ser accesible, sea reutilizable, lo que permitirá que terceros puedan crear servicios derivados de los mismos. El Open Data está muy vinculado a la exigencia de los ciudadanos de los países democráticos de que los gobiernos les transfieran la capacidad de tomar decisiones, para lo cual es imprescindible disponer de la información y las herramientas necesarias y que su gestión sea transparente al escrutinio público.»

En el mismo artículo se puede acceder a diversos ejemplos de esta filosofía, puesta en práctica, tanto en España como en otros países. Pero ¿y en lo relativo al consumo o seguridad de los medicamentos? ¿qué supondría esta práctica? ¿hay alguna página que nos muestre el potencial del Open Data farmacéutico? Nosotros conocemos tres, que queremos compartir contigo. Si tú conoces alguna más, estamos deseando que la compartas con nosotros…

1.- Medstak.dk: Esta página danesa -afortunadamente, disponible en inglés- está auspiciada por el Statens Serum Institut, organismo público que depende del Ministerio de Salud y ofrece información sobre las ventas de medicamentos en Dinamarca desde 1996 a 2013. Está estructurada en 3 módulos (grupos de medicamentos, código ATC y nombre del producto) que permiten la elaboración de complejos informes de consumo de medicamentos en los que podemos jugar con variables de tiempo, edad, sexo, región o nivel asistencial entre otras.

2.- Norwegian Prescription Database: esta base de datos noruega comenzó su andadura en 2004 bajo el paraguas del Norwegian Institute of Public Health y, a diferencia de la anterior, sólo contiene información de medicamentos de prescripción. Incluye información entre 2004 y 2013 y, como en el ejemplo danés, permite autoconfigurar los informes de acuerdo a diversos parámetros (temporales, por rango de edad, sexo o región) y elegir la unidad de medida (poblacional, costes, DDD…).

3.- Base de datos europea de informes de presuntas reacciones adversas: esta web fue creada por la Agencia Europea de Medicamentos en 2012 para proporcionar acceso público a los informes sobre presuntas reacciones adversas a fármacos. Dichos informes son comunicados vía electrónica a EudraVigilance por las autoridades nacionales reguladoras de medicamentos nacionales y por los laboratorios farmacéuticos titulares de las autorizaciones de comercialización  de los medicamentos. En su versión española, la base de datos presenta en orden alfabético (marca comercial o principio activo) informes sobre el número de casos (por grupo de edad, sexo y origen geográfico) grupo de reacciones adversas o reacción adversa seleccionada.

Comentario: algunos se preguntarán para qué demonios queremos disponer de estos datos en España. La respuesta es evidente: son oro molido para conocer el uso de los medicamentos en nuestro país, descubrir posibles ineficiencias del sistema, variabilidad de la prescripción y, en última instancia, investigar resultados en salud. En su afán por subirse al carro del OpenData, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios puso en marcha en 2009 el Observatorio de uso de medicamentos que contiene un conjunto de informes elaborados (no configurables) con información limitada sobre algunos medicamentos de prescripción (antiulcerosos, AINE, ansiolíticos e hipnóticos, hipolipemiantes…) Dichos informes constituyen un esfuerzo, por parte de los técnicos de la AEMPS, tan loable como insuficiente: queremos más. Rectificamos: lo queremos todo. Y, además, queremos la posibilidad de configurar los informes para conocer la realidad farmacoepidemiológica española.

No conocemos ninguna iniciativa a nivel central o autonómico similar a la danesa o la noruega en relación al consumo de medicamentos (con las limitaciones inherentes a estas bases de datos). Y no digamos en relación a la seguridad de los mismos, donde el Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano sólo ha acertado a poner en marcha un formulario electrónico de notificaciones de reacciones adversas. Una vez más adecuado, pero insuficiente. Desde este blog, invitamos a las administraciones públicas (a todas) a poner a disposición de los ciudadanos y los profesionales la montaña de datos que celosamente guardan en sus servidores. Que el OpenData no se quede en otro postureo de moda, porque es una herramienta sin igual (otra) para mejorar la salud de la población…

 

3 comentarios

  1. La semana pasada estuve en París, asistiendo a ‘Doctors 2.0 & You’. Una de las mesas estuvo dedicada al ‘Big Data’, una de las principales tendencias en salud digital. En la mesa participó Mark Davies, hasta no hace mucho director médico del Centro de Información de Salud y Asistencia Social del National Health Service. Davies explicó que hace un par de años, dentro de la iniciativa de Gobierno Abierto el gobierno británico decidió liberar los datos de prescripción de los médicos generales y hacerlos públicos en Internet convenientemente anonimizados (http://www.hscic.gov.uk/transparency). Ello ha llevado a cambios en los hábitos de prescripción y a universalizar la adopción de las mejores prácticas, explicó Davies. Y añadió que si bien es preciso salvaguardar la confidencialidad de los datos de los pacientes, al mismo tiempo “tenemos la obligación de utilizar los datos de manera responsable con el fin de mejorar la atención al paciente». Pues el uso de datos, sobre todo en relación a resultados en salud, «puede salvar vidas».

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