Evidencias, indignación y esperanza

Confesamos que hay días que no sabemos de qué escribir. Pero no porque no se nos ocurra nada, sino por todo lo contrario: son tantos los artículos que llaman nuestra atención, que no sabemos a cuáles referirnos y cuáles dejar pasar. Para hoy, por ejemplo, se nos ocurre que podríamos comentar el estudio publicado en el British Medical Journal sobre el riesgo de efectos adversos en ancianos asociado a los distintos tipos de antidepresivos. Pero hemos visto que en el e-butlletí groc se nos han adelantado. Y lo han hecho tan brillantemente, que no nos queda más que recomendar la lectura de su post.

Otro artículo que ha llamado nuestra atención es el aparecido en el Canadian Medical Association Journal en el que se atreven a evaluar el impacto del tamaño del cupo y los indicadores sobre la calidad asistencial que reciben los pacientes diabéticos. Pero en Twitter, algunos han comentado -tras leer los resultados- que con estudios así, puede arder Troya…

Hablando de indicadores, el National Insitute for Health and Clinical Excellence ha actualizado los de su conocido programa Quality and Outcomes Framework. Parece que los British lo tienen claro y no solo tienen previsto un marco de evaluación de la calidad asistencial para el bienio 2012-13, sino que consideran los indicadores relacionados con la prescripción como parte indisoluble de aquélla. Y no como suele ocurrir aquí, donde la Farmacia va en bolsa aparte. Así, como quien no quiere la cosa, hemos llegado a un punto en que la mayoría de los clínicos identifican todo lo que tenga que ver con el receteo como un problema de eficiencia, alejándose de postulados más razonables -y de paso, más realistas- como que la prescripción forma parte, como no puede ser de otra forma, de la calidad asistencial que recibe el paciente. Claro que es más fácil contar principios activos y genéricos que comprobar que, efectivamente, la prescripción y los cuidados se ajustan a unos parámetros de calidad preestablecidos y cómo éstos se relacionan con los resultados en Salud.

Por cierto, no hace falta ser el NICE para ponerse manos a la obra y conseguir unos estupendos indicadores. En el British Journal of General Practice tenemos un ejemplo diáfano. Y atentos a los indicadores de seguridad de la prescripción que proponen y el  marco conceptual en el que lo hacen. Que puestos a ser más papistas que el Papa, a veces los galenos se llevan la palma.

Todos estos artículos dan para un post o varios, según se mire. Pero no. Hoy no vamos a escribir de esto. Porque cuando estábamos en nuestro particular pitopitogorgorito, hemos leído un post titulado Va, pensiero sobre un bello incidente que tuvo lugar hace unos días en Roma. Como protagonista, Ricardo Muti. Y como música de fondo, el coro de los esclavos del Nabucco de Verdi. Ahí es nada… tenía que ser el coro de los esclavos. Y dijo un indignado Muti:

“Ya no tengo 30 años, he vivido mi vida y he recorrido mucho el mundo… Hoy siento vergüenza por lo que sucede en  mi país. Por tanto acepto un bis para el Va, Pensiero, no solo por el sentimiento patriótico, sino porque esta noche, cuando dirigía el coro que cantó “Ay mi patria, bella y perdida”, pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria estaría en verdad “bella y perdida”… Si quieren, les propongo unirse a  nosotros para que cantemos todos juntos”.

Hoy, nos vais a permitir que nos unamos a la indignación de Muti. La misma que recorre las calles de España. La que corroe una generación que está viendo cómo se evaporan sus sueños y, posiblemente, los de sus hijos. Y tras la indignación, vayamos pensamos cómo vamos a dignificar nuestro país. Ya lo dijo Verdi hace casi 200 años, Oh patria mía, tan bella y perdida. Pero que jamás, perdamos la esperanza en nuestras posibilidades…

4 comentarios

  1. Se pueden llenar páginas para responder a tu pregunta. Pero también se puede ser muy conciso: «Como tu». Mantener un blog de la calidad de este y con la clara intención de la mejora contínua en la toma de decisiones, es una magnífica manera de dignificar nuestra actividad y por extensión la de nuestro país ( o simplemente de nuestra sociedad, para los más ácratas de los lectores). Posiblemente otro gallo nos cantara si tanto profesionales como políticos se aplicaran en la tarea lo mismo que tu y otros tantos compañeros. Y no olvidemos que esta juventud no es sino el fruto de lo que sembramos una generación atrás al igual que la sociedad actual.

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    • Muchas gracias por tu comentario. Me ha traído a la mente la famosa cita de Kennedy: «No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país». Realmente nos ha tocado vivir momentos difíciles y ahora toca que todos arrimemos el hombro. Pero seamos positivos. Y como la cosa va de citas, mi preferida es «the best is yet to come». Que así sea…
      CARLOS

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  2. Respecto al estudio sobre los antidepresivos en los ancianos publicado en el BMJ me gustaría dejar una pregunta a los seguidores de este blog: ¿Pensais que estos datos influirán o deberían de hacerlo en los criterios STOPP de medicamentos apropiados en los ancianos? Ufff… quizás demasiado para un mes de Agosto … pero agradecería opiniones que aclaren mis dudas.

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  3. El estudio del BMJ es de carácter observacional, con todo lo que ello supone. Y hay evidencias de mayor rango (ensayos clínicos, meta-análisis) cuyas conclusiones van en sentido contrario. Es decir, los ISRS serían más seguros que los ADT (y por tanto la primera opción) en ancianos. No obstante, debemos de tener en cuenta sus conclusiones (son un buen toque de atención) y procurar no enredarnos en la selección de medicamentos, pues hay una cuestión previa que, a mi juicio, es más importante y va implícita en el propio estudio: abusamos de la prescripción de antidepresivos en ancianos, utilizándolos en muchos casos en procesos leves, donde la evidencia ha establecido que su eficacia es ínfima y, lo peor, en lugar de otro tipo de intervenciones (sobre todo, la psicoterapia de baja intensidad) que sí podrían ser efectivas y más seguras en este tipo de pacientes. Pero claro… doctores tiene la Iglesia.

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