Declaración PRISMA 2020: una herramienta para elaborar, comunicar y evaluar revisiones sistemáticas

Portada de The Dark Side of the Moon (Pink Floyd)

En un lejano 2010 escribimos en este blog que «hay revisiones sistemáticas cuya calidad metodológica es intachable y otras cuya lectura hace sospechar que estamos ante un arma de confusión masiva para apuntalar determinadas recomendaciones». Y más adelante, en 2015, recogimos esta cita de Ioannidis: «La principal utilidad de las revisiones sistemáticas ha sido revelar cómo es de miserable y poco fiable la evidencia biomédica.»

Ambos asertos ponen de relieve cómo, una de las mejores armas de la Medicina Basada en Evidencias es, en realidad, un arma de doble filo y, dependiendo de quién la utilice y con qué fines, puede servir para resumir -con una metodología explícita y estructurada- los resultados de los estudios, o utilizarse para confundir y manipular. La conclusión inmediata es que, como ocurre con otro tipos de pruebas, las revisiones sistemáticas hay que evaluarlas antes de creernos a pies juntillas sus conclusiones o -peor aún- aplicar las recomendaciones que de ellas emanen en los pacientes.

Para ayudar a los investigadores a elaborar y comunicar revisiones sistemáticas y, por ende, a los evaluadores a escudriñar su calidad metodológica, en 2009 se publicó el Preferred Reporting Items of Systematic reviews and Meta-Analyses más conocido por su acrónimo ( Declaración PRISMA) que se convirtió en un estándar a nivel mundial en su cometido aunque, como sabes, no es la única herramienta de la que disponemos para este fin, pero sí posiblemente la más utilizada a este lado del Atlántico.

El PRISMA 2009 acaba de ser superado por su versión de 2020 que acaba de publicarse en Plos Medicine. La versión actual es una sencilla lista de comprobación de 27 ítem -agrupados en 7 dominios- que analizan cada uno de los apartados de la publicación, desde el título a la discusión, pasando por la fuente de financiación o la obtención de los resultados.

La metodología utilizada para la actualización de PRISMA está descrita en este artículo aunque también puedes acceder a este contenido en su página web, e incluye diversos cambios como añadir una lista de comprobación específica para los resúmenes de las revisiones sistemáticas.

Lista de comprobación del PRISMA 2020 para resúmenes de revisiones sitemáticas

Otras modificaciones incluyen nuevos ítem (como la declaración de conflictos de interés de los autores de la revisión) o la reorganización de los ya preexistentes que podemos ver, a continuación, con más detalle:

Colofón La actualización de la declaración PRISMA es una buena noticia para detectar las revisiones sistemáticas fraudulentas -que haberlas, haylas– o, lo que suele ser más frecuente, engañosas, como afirmaba el propio Ioannidis en un escandaloso artículo en el que denunciaba la existencia de toda una industria de la manipulación, que ha desvirtuado (casi) por completo el gold standard evidencial.

Y decimos casi, porque gracias a iniciativas como esta, autores honestos, investigadores íntegros y patrocinadores cabales continúan produciendo documentos de gran valor que nos permiten seguir avanzando en la formulación de mejores recomendaciones de hacer/no hacer para atender a nuestros pacientes. Y los consumidores de contenidos podemos distinguir, sin realizar un esfuerzo sobre humano, el grano de la paja. Para muestra de la relevancia de todo lo que estamos comentando este botón, en relación a la COVID-19, creemos que es más que suficiente.

La declaración PRISMA es uno de esos lugares comunes para investigadores, metodólogos y clínicos. También es una buena excusa para que farmacoblastos, medicoblastos y otros especímenes se inicien en el mundo de la evaluación. Ese que debería formar parte, inexcusablemente, del currículo de cualquier profesional de la salud.

Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué, dicen que dijo Jean Cocteau. Con respecto a la evaluación, sí que lo sabemos desde que nos lo dejó escrito Richard Smith en este antológico ensayo

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