
En muchos países sigue prohibido el consumo de cánnabis, como si la Ley, por sí sola, fuera capaz de solucionar un problema que arrastramos desde siempre. Recientemente el BMJ ha publicado unas declaraciones de Shubulade Smith, nueva presidenta del Royal College of Psychiatrits sobre este controvertido asunto, en las que, además de alertar de los peligros, pide una campaña informativa sobre las consecuencias del consumo de este tipo de sustancias en los adolescentes. Esto es lo que ha dicho:
Shubulade Smith, quien asumirá el cargo en julio, advirtió que un consumo elevado de cánnabis está asociado al riesgo de desarrollar psicosis en etapas posteriores de la vida. En la entrevista, afirmó: El Gobierno debería ver esto como una potencial bomba de relojería. Si empiezas a fumar cánnabis -especialmente el más fuerte, que es el más abundante- con regularidad, digamos 1 vez a la semana a partir de la adolescencia, el riesgo de desarrollar una enfermedad psicótica es 5 veces mayor a los 25 años.
En su opinión, hace falta más información sobre estos peligros y los distintos tipos de cánnabis para que la gente pueda decidir con conocimiento de causa, como ocurre con el alcohol. Uno de los principales problemas de salud pública que tenemos en nuestra sociedad es el alcohol, y tenemos mucha educación e información sobre él, así que sabemos lo que hace. Pero no ocurre lo mismo con el cánnabis. En realidad, parte del cánnabis es bueno. El que tiene un alto contenido de cannabidiol (CBD) puede ser bueno para la salud mental, aunque depende de cómo se consuma: fumarlo no es bueno. Sin embargo, sabemos que fumar cánnabis con un alto contenido de tetrahidrocannabinol (THC) es mucho peor para la salud. Pero nadie sabe lo que está consumiendo y está recibiendo mensajes contradictorios. La gente también oye que el cánnabis es bueno -que es bueno para el dolor, que es bueno para la epilepsia-, así que piensan que seguramente es algo bueno. Pero hay que saber que puede tener efectos secundarios importantes. Igual que la aspirina es buena para ti, pero puede provocarte una hemorragia gastrointestinal.
Smith afirma que otro problema asociado al consumo de cánnabis es el gran volumen de tranquilizantes que se encuentran entre los consumidores. Tenemos montones de anécdotas, con gente que dice: ‘Llevo fumando desde tal año y estoy bien’, o ‘Conozco a alguien que estuvo fumando cánnabis hasta los 96 años’. Eso no significa nada, afirma. Por lo que tenemos que guiarnos es por la evidencia y tenemos la evidencia. Está demostrado que el cánnabis afecta a la salud mental. No va a afectar a todo el mundo, pero si tienes antecedentes familiares de enfermedad mental, si empiezas a fumar en la adolescencia, sobre todo si eres varón (parece que hay cierto efecto protector de los estrógenos en las chicas), o si tienes muchas experiencias difíciles en la infancia, quizá no sea para ti. Incluso puede que influyan ciertos factores genéticos, y ahora se está empezando a trabajar en ello.
En la entrevista se refirió al trabajo de Marta Di Forti y Robin Murray, del Institute of Psychiatry, Psychology, and Neuroscience, que han investigado las causas de la psicosis e identificado un mayor riesgo de esquizofrenia tras un consumo excesivo de cánnabis, sobre todo en la adolescencia. Murray dijo que en los próximos años habrá una epidemia de psicosis relacionada con el cánnabis. Y creo que tiene razón. Y eso no quiere decir que haya que prohibirlo. Prohibirlo no servirá de nada porque la prohibición no funciona. Pero la educación es muy importante, afirmó Smith.
Comentario No es habitual que en este blog nos hagamos eco de las declaraciones de alguien en una entrevista, pero vamos a hacer una excepción, por la oportunidad, la claridad y la contundencia de las declaraciones de Shubulade Smith quien pone el dedo en una de las heridas sangrantes de nuestra Sociedad.
Obviamente, en 2023 podemos afirmar que las medidas represivas y los ingentes recursos que el Estado de Derecho dedica todos los años a perseguir el consumo de drogas, no han logrado sus objetivos. Si acaso, se incide sobre la oferta y la demanda, contribuyendo a enriquecer a todas las personas sin alma que se lucran con la salud de los demás.
La vía penal es una vía agotada y mejor haríamos en reconocerlo y enfrentarnos a nuestros demonios de una forma más honesta y eficaz, como ocurre en otros países. En Portugal, sin ir más lejos. Una rápida consulta a ChatGPT nos devuelve algunas consecuencias de la despenalización de las drogas en 2001, que resumimos a continuación:
- Reducción de la mortalidad relacionada con las drogas: La tasa de mortalidad por drogas en Portugal ha disminuido significativamente desde la despenalización en 2001. Según el Instituto de Drogas y Adicciones de Portugal, la tasa de mortalidad por drogas ha disminuido del 4.1% en 2001 al 1.3% en 2012.
- Reducción de las infecciones por VIH y hepatitis: La despenalización de las drogas ha permitido a los adictos acceder a servicios de salud sin temor a ser criminalizados, lo que ha llevado a una disminución en la propagación de enfermedades infecciosas relacionadas con las drogas.
- Disminución de la población carcelaria: La despenalización ha evitado que muchas personas sean encarceladas por delitos relacionados con drogas, lo que ha disminuido la población carcelaria y ha reducido los costos asociados con el encarcelamiento.
- Aumento de la participación en programas de tratamiento: Con la despenalización, más personas con problemas de drogas han buscado tratamiento sin temor a la estigmatización o a ser arrestados. La tasa de participación en programas de tratamiento ha aumentado en Portugal desde la despenalización.
- Aumento de la conciencia pública: La despenalización ha llevado a un aumento en la conciencia pública sobre los problemas relacionados con las drogas y ha permitido que se desarrollen nuevas políticas y programas para abordar estos problemas.
Creemos que la experiencia de más de 20 años de nuestros vecinos es suficiente para, al menos, reflexionar sobre lo que estamos haciendo que, básicamente, se reduce a mirar para otro lado como Sociedad, mientras enviamos a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a librar una guerra perdida de antemano.
Volviendo al asunto del cánnabis, una derivada de las declaraciones de Smith es que nuestros adolescentes (y muchos adultos) consumen basura liada cuya composición -amén de las consecuencias de dicho consumo- desconocen. Esto se ha solucionado en otros lares, donde la venta legal permite al cliente elegir la composición del producto, expresada en porcentaje de CBD y THC. En Canadá, sin ir más lejos. Aunque la experiencia canadiense apunta a que la legalización es solo parte de la solución.
La segunda derivada trata de la formación que, en temas de Salud, reciben nuestros adolescentes, quienes abandonan el Enseñanza Secundaria Obligatoria sabiendo hacer raíces cúbicas y con otros conocimientos que, afortunadamente, no necesitarán en su vida. A cambio, hay conductas y hábitos que pueden arruinar su salud o matarlos, que quedan al margen de unos rancios y desactualizados currículos académicos. Por supuesto que hay (muchas) iniciativas al respecto, pero forman parte de la hojarasca curricular, no del tronco formativo de los ciudadanos españoles del siglo XXI.
Para terminar quedamos los padres y madres y, por supuesto, los profesionales sanitarios. Los primeros hacen (hacemos) lo que podemos y cruzamos los dedos cada vez que nuestros hijos traspasan el umbral de la puerta, pues una mala influencia puede destrozar en días la labor educativa de años. La implicación de los segundos, me parece a todas luces insuficiente. Por supuesto que hay (muchas) iniciativas al respecto. Pero claramente insuficientes. O ineficaces. O ambas cosas. Para otra ocasión -lejos de la moralina- dejamos a los compañeros/as que también consumen, fruto de la moda, de una enfermedad o del asco existencial que, ese sí, nos consume a todos.
Cantaba Fito Cabrales aquello de que No hay que tentar al diablo/Él siempre quiere jugar/Y una cosa es llamarlo/Y otra es verlo llegar. Pues bien, ya está aquí. Lo tienes delante de tus narices y juega con tus hijos mientras lees este post. Pero eso no hacía falta que te lo dijéramos nosotros…
Muy real, hemos preguntado en la consta de forma oportunista a los pacientes que venían por otros motivo sy hemos detectado que el consumo de cannabis es bastante generalizado y sin sensación de riesgo para la salud. Lo que podemos hacer desde la consulta es concienciar, dar consejo mínimo y ofrecer apoyo para dejarlo
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[…] Otro problema de seguridad relevante es el riesgo de sufrir un trastorno psicótico, muy ligado al uso recreativo (no medicinal) del cannabis: la evidencia actual procede fundamentalmente de estudios observacionales como este y este, pero es lo suficientemente sólida para asegurar una importante asociación entre el consumo crónico de cannabis -sobre todo de alto contenido en THC- y la aparición de este grave problema de salud. La situación se agrava, aún más, si el consumo comienza en la adolescencia y entre los varones, siendo dicho riesgo en 5 veces mayor a los 25 años, como vimos en un post anterior. […]
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