En Atención Primaria es frecuente tratar a pacientes diabéticos muy ancianos (son legión los octogenarios y nonagenarios) cuya función renal está deteriorada por la propia evolución de la enfermedad y los años de vida acumulados. Los parroquianos de El rincón de Sísifo saben que, en los últimos años, el arsenal terapéutico disponible para tratar la DM2 se ha ampliado considerablemente y a ello hemos dedicado un buen número de entradas.
La de hoy es una chuleta que hemos elaborado traduciendo/adaptando una publicación en Twitter de hace un par de días, del @drkevinfernando médico de familia en North Berwick (Escocia, Reino Unido). Esta tabla, te recordará otras hechas por Pablo Pérez Solís en su blog Mi propio lío y tiene como objetivo mejorar la seguridad del paciente actuando como recordatorio de los límites a la prescripción de los antidiabéticos que impone la función renal del paciente.
A la espera de que esta información se integre algún día en los sistemas de ayuda a la prescripción electrónica, no está de más tenerla a mano para facilitarte tu labor diaria como médico o farmacéutico. Y con dicho propósito, la ponemos a tu disposición…
NOTAS
(1) La linagliptina puede utilizarse en todos los estadios de insuficiencia renal sin necesidad de ajustar la dosis. El resto de los iDPP4 necesitan ajuste de dosis en función del grado de IRC. Consultar las fichas técnicas.
(2) La metformina 1 g bid puede usarse de forma segura en estadio G3a. La dosis debe reducirse a 500 mg bid en estadio G3b e interrumpirse en los estadios G4 y G5.
(3) Pioglitazona puede utilizarse en todos los estadios de IRC sin ajuste de dosis. No obstante, debe evitarse en pacientes en hemodiálisis.
(4) Exenatide diaria puede utilizarse con precaución en IRC moderada (CrCl ≈30-50 ml/min) y cualquier aumento de dosis debe hacerse con cautela. Exenatida semanal no está recomendada si CrCl <50 ml/min. Lixisenatida, liraglutida, dulaglutida y albiglutida pueden utilizarse en estado G3b sin necesidad de ajustar la dosis.
(5) No se recomienda el uso de dapagliflozina si la FG <60 ml/min/1,73 m². No debe iniciarse el tratamiento con canagliflozina si la FG <60 ml/min/1,73 m². Los pacientes que toleren canagliflozina en los que la FG se mantenga <60 ml/min/1,73 m² debe reducirse la dosis a 100 mg. El tratamiento con canagliflozina debe interrumpirse si la FG se mantiene <45 ml/min/1,73 m². No debe iniciarse un tratamiento con empagliflozina en pacientes con FG <60 ml/min/1,73 m². Los pacientes que toleren la empagliflozina cuya FG se mantenga <60 ml/min/1,73 m² la dosis debe reducirse a 10 mg. El tratamiento con empagliflozina debe interrumpirse si la FG se mantiene <45 ml/min/1,73 m².
Hola a todos:
Respondiendo a alguna consulta que me han hecho vía Twitter sobre las sulfonilureas:
1.- Como siempre, recomiendo utilizar preferentemente gliclazida y glimepirida.
2.- La ficha técnica de la gliclazida de liberación modificada dice textualmente que «en pacientes con insuficiencia renal leve a moderada se puede utilizar la misma pauta posológica
que en pacientes con función renal normal, monitorizando cuidadosamente al paciente. Estos
datos se han confirmado en ensayos clínicos».
3.- La ficha técnica de glimepirida afirma que está contraindicada en caso de «alteraciones graves de la función renal o hepática. En caso de desórdenes graves de las funciones
renal o hepática se requiere el cambio a insulina.»
3.- Otras fuentes (http://www.osakidetza.euskadi.eus/contenidos/informacion/cevime_infac_2014/es_def/adjuntos/INFAC_Vol_22_1_2_Enfermedad_renal_cronica.pdf) son concordantes con lo publicado en el post y recomiendan NO utilizar gliclazida ni glimepirida si la FG es <45 ml/min/1,73 m2.
Un saludo.
CARLOS
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[…] Fuente: Blog El Rincón de Sisifo […]
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[…] Los iSGLT2 o gliflozinas son, de los antidiabéticos de reciente comercialización, los más interesantes desde un punto de vista farmacológico ya que su mecanismo de acción no está ligado -a diferencia de lo que ocurre con los iDPP4 y aGLP1- a la función pancreática. Este es también, precisamente, su talón de aquiles ya que el propio curso de la enfermedad -a la que se añade en muchas ocasiones una edad avanzada y otras comorbilidades- limita seriamente su uso, como vimos en un post anterior. […]
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