Hoy ha llamado nuestra atención una guía del National Institute for Health and Clinical Excellence titulada Preventing type 2 diabetes: population and community-level interventions in high-risk groups and the general population. Podíamos habernos centrado en otros temas, como que -por fin- una herramienta pone todas las guías del NICE a un solo click de distancia. O bien podríamos haber comentado el artículo que tuiteamos ayer y que tanto interés ha despertado, sobre IBP e hipomagnesemia. Más acorde al tema de hoy, otra posibilidad era analizar un meta-análisis sobre el impacto del ejercicio físico sobre los factores de riesgo cardiovascular en DM2 o incluso este otro, que nos habla del valor predictivo de la retinopatía diabética sobre la mortalidad y los episodios cardiovasculares en pacientes con dicha enfermedad. Pero no. Nos quedamos con la guía -tremendo documento- de los British, a cuyo contenido dedicaremos las siguientes líneas. Veamos el porqué de nuestra decisión…
Documento de 92 páginas del que existe una versión resumida, estructurado en 9 capítulos y 5 anexos, cuyo objetivo es proporcionar una guía de Salud Pública de prevención de la DM2 entre adultos (18-74 años) de alto riesgo (definidos como asiáticos, afrocaribeños, descendientes de negros africanos o personas de bajo nivel socioeconómico). No trata, por tanto de prediabetes, condición a la que se dedicará una segunda parte de esta guía. El documento tiene recomendaciones a nivel comunitario y a nivel individual. Desde esta óptica, va dirigida a autoridades locales, asociaciones, voluntarios, gestores o la industria alimentaria, pero también, entre otros, a los profesionales de atención primaria.
La guía recoge 11 recomendaciones de las cuales destacamos la puesta en marcha de una estrategia a nivel nacional, que debe combinarse con otra a nivel local para poner en marcha iniciativas que eviten la progresión de la enfermedad en el Reino Unido. La primera incluye medidas como monitorizar los factores de riesgo a nivel poblacional, evaluar el impacto las nuevas medidas en Salud sobre la diabetes o trabajar con la industria alimentaria -entre otras- para conseguir los objetivos marcados. A nivel local, se propone una estrategia conjunta para evaluar las necesidades, el desarrollo de un plan y diversas intervenciones en la población de alto riesgo para promover una modificación profunda y duradera de los hábitos de vida de los británicos. En este sentido, otras recomendaciones van en la línea de la promoción de unos hábitos dietéticos adecuados (siempre con la vertiente estratética nacional y la local) o la actividad física. Por último destacamos el plan de formación dirigido a todos aquéllos implicados en el desarrollo de las estrategias anteriores.
Comentario: estamos hartos de oír que la DM2 es una epidemia, una plaga y que, en las actuales condiciones, viviremos menos que nuestros padres y nuestros hijos menos que nosotros. En la base de esta enfermedad están -como todos sabéis- dos problemas graves de las sociedades desarrolladas: la obesidad y el sedentarismo, aupados por unos hábitos dietéticos desastrosos y la aversión no a hacer deporte, sino a incluirlo en nuestra rutina diaria.
En España, con una prevalencia de la diabetes por encima de un escandaloso 12% y de otros factores de riesgo cardiovascular ciertamente alarmantes (HTA 40%, obesidad 30%, tabaquismo 28%…) no conocemos una iniciativa similar a la británica, si bien es cierto que hace 5 años, hubo un tímido intento que se quedó en una comisión y un sistema de información de los que no hemos vuelto a tener noticias. Lo que plantea el Ministerio de Salud británico a través del NICE es otra cosa: un gran pacto de todos contra la diabetes, con unas estrategias coordinadas a nivel nacional (por ejemplo, acuerdos con la industria alimentaria y hostelera) con otras a nivel local: asociaciones de vecinos, líderes locales, colegios… y profesionales de atención primaria.
Llegados a este punto, creemos que llevamos mucho tiempo y muchos recursos invertidos en tratar las terribles consecuencias de esta enfermedad, enredados en niveles de glucemia, hemoglobinas glicosiladas o la discusión sobre tal insulina o cual antidiabético oral. Pero ¿y la promoción de la Salud? ¿y la prevención de la enfermedad? Ni que decir tiene que abogamos por una estrategia tan valiente, franca y cabal como a la que nos hemos referido en el post de hoy, que incluya a todos los sectores implicados a nivel nacional y local. En ella, el papel de los profesionales de atención primaria se nos antoja fundamental. Parece que atrás quedaron los tiempos en los que éramos los adalides de la Salud Pública, la prevención y la Educación para la Salud. Ahora, es momento de retomar con fuerza el papel que nos corresponde. Obviamente, con los recursos necesarios. Pero la ocasión lo merece. No en vano, la diabetes nos está costando la bolsa… y la vida.
Muy bueno, Carlos.
Voy a darle difusión a los médicos de mi Área.
Un abrazo.
Marisa
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Estupendo, Marisa. Es un documento, a mi juicio, muy importante, atacando la raíz del problema: nuestros -a veces- desastrosos hábitos de vida.
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