A estas alturas del verano, es posible que nuestros lectores se dividan en 3 grupos: los que aún no se han ido de vacaciones, que imaginamos estarán achicharrados bajo la luz de los fluorescentes. Los que están de vacaciones, en un verano como los de antes: calor día sí y noche también, para que no decaiga. Y los que han vuelto de alguno o todos los días de esparcimiento, con pocas/ningunas ganas de sustituir al compañero que lo ha sustituido a él en su ausencia. ¿En qué grupo estás? Y sobre todo ¿qué grupo tendrá menos ganas de enterrarse en una lectura farragosa llena de frases subordinadas? En este contexto, hemos pensado que lo mejor sería preparar algo fresquito, por lo que vamos a hacer una breve reseña de un par de artículos importantes, de los que queremos dejar constancia para que no pasen desapercibidos. Luego, cuando vuelva el frío -que volverá- ya habrá tiempo de rescatarlos y tenerlos a mano. Son éstos:
- (JAMA) Exposure to Oral Bisphosphonates and Risk of Esophageal Cancer: el uso de bifosfonatos ha aumentado exponencialmente en los países desarrollados, entre ellos el nuestro, a pesar de las dudas planteadas sobre su eficacia y su seguridad. Todos conocemos a estas alturas los problemas de esofagitis asociados al uso de bifosfonatos orales, que han hecho que los preparados de administración semanal y mensual desplacen del mercado a los de administración diaria. Pero más allá de las molestias esofágicas y una incómoda administración, en Estados Unidos, Europa y Japón se han comunicado varias decenas de casos de cáncer esofágico en personas que tomaban estos polémicos medicamentos. En este contexto, el artículo publicado en The Journal of the American Medical Association es de lo más oportuno, yendo al fondo de la cuestión y preguntándose abiertamente qué relación hay entre bifosfonatos orales y cáncer esofágico. Con un diseño observacional y aprovechando los datos de la ya conocida UK General Practice Research Database, los autores realizaron un seguimiento medio de 4,5 años a una cohorte de 41.826 personas que tomaban bifosfonatos y 4,4 años a otra idéntica que sirvió como control. La HR del riesgo de sufrir un cáncer esofágico y gástrico entre los usuarios de bifosfonatos fue de 0,96 (IC95% 0,74-1,25) y de sufrir sólo un cáncer de esófago de 1,07 (IC95% 0,77-1,49). Tampoco se detectaron diferencias de riesgo en relación a la duración de los tratamientos. Con estos resultados los autores concluyen que entre los usuarios de la base de datos de medicina general del Reino Unido, el uso de bifosfonatos por vía oral no se asocia de forma estadísticamente significativa con la incidencia de este tipo de tumores. Menos mal.
- (BMJ) Disparities in breast cancer mortality trends between 30 European countries: retrospective trend analysis of WHO mortality database: en los años ’90 comenzó una auténtica revolución del tratamiento del cáncer de mama con la aparición de nuevas técnicas diagnósticas, la puesta en marcha de campañas de cribado y, como no, la incorporación al arsenal terapéutico de nuevos fármacos, técnicas radioterápicas y quirúrgicas. Una movilización en toda regla contra el que, actualmente, es el tipo de cáncer más frecuente en las españolas con una edad comprendida entre 35-45 años y que ha conseguido una progresiva disminución de la mortalidad por esta causa. Aún no sabemos cómo han contribuido todos los factores intervinientes en esta buena noticia (y no solo sanitarios). Lo que sí sabemos gracias a este análisis retrospectivo de tendencias publicado en la web del British Medical Journal, que ha revisado las muertes por cáncer de mama en 30 países europeos entre 1.989-2.006, utilizando la base de datos de mortalidad de la OMS, es que se ha producido una reducción media de la mortalidad del 19%. Dicha disminución es más acentuada entre las mujeres de menos de 50 años incluso en los países en los que no se suelen realizar cribados a esas edades. En relación a España, podemos felicitarnos por sus espectaculares cifras (tabla 1, pág. 3): en 2.006 éramos el país europeo del estudio con una menor mortalidad media por cáncer de mama (18,9 por 100.000 vs mediana de 30,1) y una disminución en el perído analizado del 26,8% (mediana del 19,0%). Sin duda alguna, este estudio supone una inyección para la moral de la tropa: nuestro sistema sanitario a pesar de todos los pesares, funciona y puede codearse con los mejores. Esto no nos alivia del calor infernal que estamos padeciendo, pero como la yerbabuena, nos deja un refrescante sabor de boca.
Un articulillo enlazando bifosfonatos y cáncer de mama:
Los bisfosfonatos para tratar la osteoporosis reducen el riesgo de carcinoma de la mama
http://www.medcenter.com/Medscape/content.aspx?bpid=100&id=27456
Salu2.0
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Estupendo. No lo conocía. Muchas gracias ;)
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Y cual es la causa?, porque el cribado en las comunidades en antes que comienza es a los 45 años.
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Hola Carmen:
¿La causa de que caminemos hacia la cronificación del cáncer de mama? Ni idea. Los autores del estudio, tampoco se atreven a dar una respuesta tajante. Pero me imagino que será un gazpacho de varias cosas: sin duda alguna, los avances médicos y quirúrgicos, pero también las campañas de concienciación que han hecho que esta enfermedad «salga del armario», un mejor nivel de vida… pero vamos, esto es solo mi opinión.
CARLOS
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Buenos días
Probablemente haber abandonado la lucrativa (para la industria farmacéutica) terapia hormonal sustitutiva para esa gravísima enfermedad que es… la menopausia.
Probablemente las campañas de diagnóstico precoz, por mucho que algunos criterios economicistas insistan en desprestigiarlas, por caras fundamentalmente.
Probablemte las Unidades de mama, equipos interdisciplinares que abordan la enfermedad de forma conjunta. Aunque sean difíciles de coordinar.
Y si, los avances científicos son importantes, pero el dedicar dinero a las enfermedades, lo es más
Un saludo
Javier
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